lunes, 18 de mayo de 2009

Nacer con un nombre

Hay veces que pienso en cómo me podría haber llamado de nos ser Rhodelinda. Creo que el nombre dice mucho de las personas, alguien se ha imaginado a un hermano llamandose de otra manera? O a un amigo? A mi me cuesta a veces..

Hay gente que cree que es un nombre artístico, y yo asiento: "Siempre supe que iba para ser artista", bromeo. Pero recuerdo que ya desde pequeña me imaginaba enfrente del espejo, contando una y otra vez que se había caído el muro de Berlín, el acontecimiento que marcó mi decisión firme de ser periodista. Entonces contaba con cinco años recién cumplidos.

Pero yo hablaba de mi nombre. Es divertido llamarse un nombre que casi nunca dicen bien a la primera, que puede que nunca se acuerden o que toda la vida lo digan mal. Lo importante es marcar la diferencia, o como se diría en publicidad, "que se acuerden de tí".

La presentadora lucha todos los días por presentar mi reportaje diciendo mi nombre entero, aunque ella prefiere acortarlo, a pesar de mis reticencias a los diminutivos. Asi que debo agradecerle también a ella que la gente empiece por aprenderse bien mi nombre, ese nombre que en tierras manchegas suena a exótico y de cuentos.

Esta mañana he comprobado que surte efecto, andando por la calle me han reconocido y a lo lejos he visto a una pareja que se codeaba entre sí asombrandose de ver " A Rhodelinda, la del en vivo" por Ciudad Real. Si no es por el cámara que me acompañaba, no me hubiera percatado...

Hay otra gente sín embargo que aunque no digan bien mi nombre, la gratitud la expresan en palabras y en invitaciones. Os copio un mail que me han mandado hoy para que fuera a reportajear un evento deportivo:

Estimada Rodalinda;

Mi correo es en respuesta a tu solicitud de avisarte de la programación del trofeo en abierto de tiro con arco. El evento será el próximo 24 de mayo a partir de las 10 de la mañana. La idea es hacer dos series una a 50 metros y otra a 30 metros. Si os gustó la competición de Argamasilla en sala os aseguro que esta no os va a defraudar.

Te pongo en situación. (AQUI EMPIEZA LA MAGIA) Un día de primavera, el césped verde intenso con aroma de frescura matinal, una fila de dianas de colores vistosos, rojos, azules y por supuesto amarillos, siempre amarillos, en frente una línea de tiro con 20 arqueros y arqueras, Suena el silbato dos veces y estos se desplazan casi en formación a la línea de tiro, se colocan con la mirada perdida como aislándose del resto del mundo, en este momento, solo está la diana, la flecha, los latidos propios del corazón, la respiración profunda y el oído atento al silbato. Suena el silbato una vez y tenemos tres minutos para tirar tres flechas. Lanzamos las tres flechas, a 50 metros casi no se ve el impacto pero aun habiendo sido malo nos retiramos de la línea de tiro con el logro de haber ejecutado uno de los rituales mas antiguos del ser humano, tirar con arco.¿Qué te parece?, a mi me ha gustado esta descripción y la voy a meter en un boletín ahora mismo, pero has de saber que la he redactado para invitaros a vosotros a compartir con nosotros un evento tan especial.

Dicen que mi trabajo está mal pagado, que nos explotan y esas cosas. Cuando leo esto pienso que es el mejor trabajo del mundo.

ESta fue la primera vez que tuve contacto con este deporte.. Y es más ficil de lo que parece!

Una profesión para contar

Cuando dije en casa que quería ser periodista no era por la profesión en sí, sino porque me imaginaba quijotescamente atravesando valles y colinas en busca de aventuras y experiencias que contar. Sólo debía aprender cómo contarlas estudiando una carrera.

Con el tiempo he aprendido que nadie te enseña cómo contar bien una historia si no eres capaz de iamginarte escuchando la misma historia que estás contando. Si quien escribe se emociona, de alguna manera puede emocionarse el que escucha. Con esa premisa escribo, y con esa idea cuento historias cada día en televisión.

El trabajo en TV te enseña cómo contar una historia para no aburrir a una audiencia, pero a veces echo de menos una mirada más personal, porque la ventana por la que me asomo cada tarde no deja de ser la de un operador de cámara... Menos mal que las letras y las palabras siguen siendo mías. Y por ello he decidido abrir este blog.

Es una revindicación al poder de la palabra en detrimento de lo que enseñamos en Tv o en otros soportres de comunicación. Y es un homenaje a todas aquellas personas que nos permiten entrar en sus casas cada tarde, o a aquellas otras que nos abren sus vidas, su corazón, sus historias, sus habilidades para que se lo contemos al resto de la gente.

Aqui van entonces mis vivencias como periodista, una profesión que empecé a amar antes de tener uso de razón.